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El agua es un componente esencial y crítico en el tratamiento de Hemodiálisis.
Es el medio a través del cual se eliminan los desechos y el exceso de líquido del cuerpo del paciente. La calidad del agua utilizada afecta directamente al bienestar del paciente, ya que las impurezas pueden causar problemas de salud.
Importancia del agua en hemodiálisis:
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Preparación del líquido de diálisis: el agua tratada mezclada con sustancias químicas se utiliza para preparar el líquido de diálisis, que a su vez interactúa con la sangre del paciente para eliminar toxinas y regular el equilibrio hídrico.
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Eliminación de toxinas: el líquido de diálisis extrae los desechos de la sangre del paciente a través de la membrana del dializador.
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Equilibrio hídrico: la diálisis puede causar pérdida de agua, por lo que es crucial mantener un equilibrio hídrico adecuado para evitar la deshidratación y sus complicaciones, como hipotensión y calambres.
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Calidad del agua y prevención de complicaciones: es importante que el agua utilizada en hemodiálisis sea tratada para eliminar contaminantes químicos y microbiológicos que pueden causar problemas de salud a corto/largo plazo, como bacterias, metales pesados, endotoxinas, sales y contaminantes químicos.
El objetivo es que sea prácticamente agua ultrapura, de hecho, más del 90% del líquido que circula por el dializador durante el tratamiento es agua.
Una mínima alteración en la calidad del agua puede provocar desde reacciones leves como náuseas o picor, hasta consecuencias graves como reacciones febriles, hipotensión, hemólisis, intoxicaciones por aluminio, cloro o metales pesados y contaminaciones bacterianas o por endotoxinas, que pueden llevar a sepsis.
En una sola sesión, un paciente puede estar expuesto a más de 100 litros de agua tratada. Imagínate su importancia…, por eso, detrás de cada tratamiento, hay profesionales controlando constantemente el proceso de purificación del agua que suele incluir:
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Filtro de sedimentos: elimina partículas grandes (arena, óxido, tierra).
- Suavizador (opcional): reduce la dureza del agua (calcio y magnesio) para proteger las membranas de ósmosis.
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Carbón activado: elimina cloro y cloraminas.
- Filtros de seguridad (filtros de partículas finas): capturan cualquier residuo previo al paso más crítico.
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Ósmosis inversa (RO - Reserve Osmosis): elimina sales, metales pesados, bacterias, virus y químicos disueltos.
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Desionización (opcional).
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Ultrafiltración: elimina endotoxinas y cualquier bacteria que pudiera haber pasado.
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Luz ultravioleta (UV) (opcional): destruye microorganismos con luz germicida.
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Monitoreo continuo: controla la conductividad, pH, temperatura y presencia de endotoxinas.
El agua tratada se almacena en un tanque cerrado de acero inoxidable o plástico grado médico y se distribuye por un circuito de tuberías especiales (libres de biofilm) hacia cada máquina de diálisis.
Todo ello conlleva un control y mantenimiento exhaustivo:
- Análisis químicos y bacteriológicos regulares del agua.
- Limpieza y desinfección periódica del sistema (química o térmica).
- Cambio programado de filtros y membranas.
Conclusión:
El agua en hemodiálisis no es simplemente un vehículo, es un componente terapéutico activo. Su calidad afecta directamente a la salud y seguridad del paciente. Por eso, los centros de diálisis deben contar con sistemas de tratamiento de agua especializados, personal capacitado y protocolos de control muy estrictos.
Desde ALCER Badajoz queremos visibilizar este aspecto tan crucial y, a menudo, olvidado de la hemodiálisis.
Porque cuidar el agua es también cuidar la vida.